El desarrollo afectivo-sexual de las personas con discapacidad es, al igual que para el resto de las personas, prioritario en su desarrollo personal, por lo que debemos de acompañarlo desde los diferentes recursos de apoyo a la discapacidad.
Desde Apnabi, Asociación de familias de personas con un Trastorno del Espectro del Autismo, así lo hacen, dándole el valor que merece a esta dimensión humana relacionada con la calidad de vida.
Durante tres mañanas de este mes el equipo de psicología ha incidido y reflexionado acerca de la necesaria y a la par complicada intervención en sexualidad para poder apoyar de manera global a las personas que atienden. Hemos repasado conceptos teóricos y comprobado una metodología especifica con el fin de seguir siendo un entorno de oportunidad y de desarrollo del autoconocimiento que apoye la mayor satisfacción personal posible.
Como siempre que tratamos de potenciar un aprendizaje debemos adaptar tanto el tipo de contenido como la manera de llegar a la persona en cuestión. Hemos dedicado un espacio de puesta en común sobre las posibles maneras de ofrecer de manera transversal una educación sexual en las personas en el TEA para lograr un mayor conocimiento personal y fomentar la prevención del abuso.
Sabemos que las personas en este complejo y variado trastorno pueden mostrar dificultades sensoriales, de identificación personal, lenguaje, memoria episódica, cognición social o identificación y reconocimiento emocional propia y ajena, funcionamiento ejecutivo y/o autorregulación, etc., pero, no por ello, se deja de valorar si existen dificultades afectivo-sexuales y, en este caso, la persona es igualmente acompañada.
Tras estas jornadas formativas reiteramos la necesaria intervención en autoconocimiento y conexión con el entorno a todos aquellos que así lo necesiten independientemente de sus condiciones de salud. Gracias a este equipo comprometido y con gran disposición humana y técnica por confiar en mi experiencia.