El desarrollo y la evolución del sistema hormonal o endocrino, también se puede ver alterado tras un daño cerebral sobrevenido. Al igual que valoramos el déficit cognitivo -conductual y sus consecuentes limitaciones en la respuesta sexual de la persona, deberíamos analizar la respuesta hormonal ante variaciones en la evolución y respuesta afectivo-sexual.
La alta prevalencia de disfunción endocrina tras un daño cerebral justifica su evaluación. Estudios recientes señalan que un 42% de las personas que sufren un daño cerebral adquirido padecen alguna disfunción en el sistema endocrino que es el encargado de segregar las hormonas.
Mas concretamente, tanto el hipotálamo como la hipofisis o glándula pituitaria son las estructuras cerebrales encargadas de segregar hormonas, por lo que sufrir algún tipo de lesión en estas áreas determinará un cambio en el desarrollo sexual de la persona afectada.
El hipotálamo es una estructura cerebral que produce hormonas, con un papel importante en; la regulación de los estados de ánimo, de la temperatura corporal, del sueño, de los impulsos sexuales o del hambre y la sed. La hipofisis, al igual que el hipotálamo segrega hormonas y tiene una importante función en el crecimiento de la persona.
Es necesario un correcto funcionamiento de estas áreas para el desarrollo sexual. O lo que es lo mismo, la segregación de hormonas es la responsable de diversas características propias del cuerpo humano masculino como del femenino.
Los déficits cognitivo-conductuales consecuentes en ocasiones a las lesiones cerebrales pueden provocar alteraciones en el desarrollo sexual, si bien, en muchas ocasiones, tras un daño cerebral son los procesos endocrinos los que generan tales desordenes y, en este caso, no siempre se realizan estudios hormonales para determinar la causa y poner solución a las dificultades consecuentes. Por alguna de estas causas, se pueden observar desórdenes en la respuesta sexual humana y/o en el crecimiento de las características sexuales propias de cada sexo provocando, con seguridad, consecuencias diversas en la persona: afectivas, de aceptación de la imagen corporal, dificultades en alguno de los estadios propios de las relaciones sexuales (deseo, excitación, meseta, orgasmo y resolución) y, una vez más y, desgraciadamente propio de la diversidad, posible exclusión social.
Para tomar conciencia de la complejidad e importancia del sistema hormonal humano y de sus consecuencias en el desarrollo sexual vamos a tratar de explicarlo:
Como hemos dicho, este funcionamiento en cadena puede ser interrumpido por una lesión inesperada por lo que el desarrollo sexual se vería interrumpido y las características físicas y sexuales de la persona serian diversas.
Al llegar a la pubertad se produce un incremento en la síntesis y liberación de las gonadotropinas. Éstas al llegar al testículo u ovario dan lugar a los cambios asociados a la pubertad.
Para que se pueda dar una respuesta sexual humana o una serie de cambios físicos y hormonales ante un estímulo sexual, están implicados estos mecanismos hormonales además de las implicaciones emocionales y psicológicas; ambos procesos necesarios para llegar al disfrute afectivo-sexual.
Al darse un daño cerebral sobrevenido puede afectar de las siguientes formas:
Es importante tenerlo en cuenta, también, con aquellas personas que tienen hiperactividad sexual no controlada o conducta más disruptivas (agresividad). Un nivel elevado de testosterona favorece la aparición de comportamientos agresivos o de mayor desinhibición y, en las mujeres mayor probabilidad de infertilidad.
También la alteración de la producción de estrógenos genera efectos negativos tanto en hombres como mujeres. En los hombres, disminuye el interés y las respuestas sexuales, En las mujeres puede darse cambios en el estado de la vagina y en su capacidad de lubricación. Es frecuente encontrarnos como consecuencia algunas disfunciones como la dispareunia (dolor en las relaciones coitales).
En toda respuesta sexual humana se genera unos cambios hormonales, fisiológicos y por supuesto, implicaciones afectivas y emocionales.
Es importante tener en cuenta el momento en el que se produce la lesión y realizar una valoración exhaustiva de la persona a nivel cognitivo, funcional y de la dimensión sexual. Muchas veces tratamos con personas con problemas en su desarrollo o relaciones afectivas, en las que sus capacidades cognitivas o conductuales son muy determinantes. Pero son también estos mecanismos fisiológicos y estructurales los que además generan estos desórdenes, tanto en su comportamiento sexual como en el crecimiento de sus características sexuales. Quedaría justificada la importancia de analizar las implicaciones de la lesión adquirida en el sistema hormonal para poder comprender los síntomas asociados y, tratar de minimizar las consecuencias negativas de los mismos en la persona.