Rotundamente si, tanto en lo casos en los que se afrontan cambios en este sentido, como en aquellos en los que no. En mi opinión, es importante que desde el ámbito clínico pongamos encima de la mesa la salud sexual tanto para detectar retos a trabajar, como para simplemente dar por concluido este tema y ofrecer nuestra disponibilidad.
En muchos de los casos en los que no se aborda creo que podemos mantener interpretaciones dañinas ante las situaciones vividas como un posible sentimiento de culpa o una obligatoriedad en ocasiones cultural a mantener situaciones complicadas.
A su vez, el hecho de chequear, como un aspecto más de la evaluación, este tipo de vivencias relacionadas con el afecto y la manera de relacionarnos es una manera de dar permiso para poder ahondar en la situación afectivo sexual si se necesita y, en el momento apropiado para l@s protagonistas.