En ocasiones pueden interferir. Si bien, me gustaría destacar que los cambios inherentes a las experiencias vitales y al paso del tiempo también interfieren en esta dimensión. La sexualidad es un concepto subjetivo y por tanto cambiante en el ser humano.
Ante un déficit de tipo cognitivo podemos observar diferentes cambios, a modo de ejemplo, una persona que muestra dificultades en el lenguaje mostrará dificultades para expresar sus deseos o dar feedback la persona con la que se relaciona o de aprovechar el feedback verbal del entorno para vincularnos a la pareja. Igualmente, no debemos olvidar que la falta de capacidad para utilizar el lenguaje interno, podría interferir en la autorregulación de la conducta derivando en perjuicio en la calidad de las manifestaciones eróticas.
Otro ejemplo podría ser el siguiente; ante dificultades en el autoconocimiento u orientación personal podrían existir diferencias en cómo la persona reconoce su propia existencia y las vinculaciones emocionales ya establecidas, es decir, una falta de reconocimiento de uno mismo o de las relaciones establecidas con los demás. A su vez, puede no haber un reconocimiento del momento cronológico y por lo tanto no situarse con el mismo rol previo a la lesión adquirida (el traumatismo, el ictus ….) , ni con las mismas vinculaciones y objetivos deducidos del momento de su historia vital.
A su vez, en una relación íntima creada previamente al daño cerebral existían patrones de conducta habituales mantenidos por resultar reforzantes de tal relación. Por tanto, otro ejemplo podría ser el de una persona con dificultades en la cognición social (falta de reconocimiento emocional, la falta de iniciativa posterior a una emoción del otro etc.) tras la lesión en la que el grado de empatía esperado puede verse alterado pudiendo dar lugar a la desvinculación con la pareja o la necesidad de crear nuevos patrones reforzantes.
Por otro lado, resultan destacables los cambios conductuales que cuentan con una alta prevalencia en pacientes con daño cerebral. Obviamente, ante un cambio en la “forma de ser “de la persona afectada resulta más sencillo pensar que la vinculación de pareja puede verse alterada.
En cualquier caso, ante personas con dificultades cognitivas y/o conductuales la necesidad de reaprendizaje en este ámbito tan relevante en la vida conlleva la posibilidad de explorar nuevos gustos o posibilidades diferentes, pudiendo descubrir un nuevo mundo a favor o en detrimento de la vinculación emocional previa de la pareja.