Seis años ya desde el primer taller de “Aprendiendo a vivir mi sexualidad” en Usoa.
Usoa es un centro de trabajo protegido dedicado a la integración social y laboral de personas con discapacidad. Para mí, en Usoa se favorece que las personas que acuden a mis talleres se sientan útiles y satisfechas en sus vidas cotidianas.
Han sido muchas las personas que han ido colaborando en las tareas que les propongo, usando la Guía Clínica “Aprendiendo a disfrutar”, durante estos talleres que van desde dibujar el cuerpo humano, a debatir acerca de la maternidad/paternidad, o a detectar contextos apropiados para diferentes manifestaciones eróticas o explorar la gran diversidad humana.
Esta semana se termina un grupo en el que hemos vivido momentos muy especiales como aquel en el que, durante la dinámica acerca de la detección del abuso, se verbaliza: “es un maltrato que mis voces me digan que hacer”. Grandes momentos vividos y aprendizajes derivados: Aprendizaje sobre su conocimiento personal; Aceptación de las características de la enfermedad que le condiciona, pero no define como trabajador en la empresa; Su muestra de humildad y de capacidad para pedir ayuda y dar pautas a las personas presentes para empatizar con él una vez comprendido su comportamiento derivado de tal sufrimiento. Conciencia, aceptación y satisfacción.
En definitiva, capacidad personal en un entorno que favorece la autoestima y permite sentirse único.
No es la primera vez que, a raíz de una dinámica realizada con un objetivo concreto, se obtienen más beneficios de los esperados. En este caso, el objetivo buscado era promover la detección y el rechazo a situaciones de abuso desgraciadamente normalizadas.
Cada participante me transmite la aportación recibida durante los días compartidos, y cómo se va generalizando esta aportación en su vida cotidiana. De ahí, mi satisfacción personal y, según me transmiten, también la suya.
Una vez más, gracias Usoa.
Esta semana finaliza esta experiencia enriquecedora para mí, (¡sí!, el burro por delante) y para ellos/as y empieza otro nuevo taller, con nuevas caras y, seguro, nuevos objetivos inesperados por aparecer.