En ocasiones atribuimos la alteración en la respuesta sexual exclusivamente a los psicofármacos. Cierto es, que los estudios indican que algunos de ellos pueden provocar tales alteraciones, si bien, ante una alteración de este tipo deberíamos ahondar en las posibles causas hormonales, emocionales y/o limitaciones en el funcionamiento sexual derivados de cambios cognitivos y /o conductuales tras un daño cerebral adquirido.
Respecto a la influencia de los psicofármacos, más concretamente, los antidepresivos se han relacionado con trastornos sexuales que pueden afectar a cualquiera de las fases de la función sexual. Respecto a aquellos fármacos que pueden producir alteraciones sexuales de tipo genital como anorgasmia, impotencia o retraso en la eyaculación destacan los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina, así como prácticamente todos los antidepresivos (especialmente los tricíclicos y heterocíclicos, anti adrenérgicos). Igualmente, el uso de inhibidores duales de la recaptación de la serotonina puede provocar trastorno del orgasmo, eyaculación anormal o impotencia.
Por otro lado, los antipsicóticos se han vinculado con la producción de alteraciones sexuales, disfunción eréctil o eyaculatoria y, en menor grado, disminución de la libido, alteraciones menstruales y aún con menor frecuencia aumento de la libido y priapismo (una erección persistente y a veces dolorosa que se presenta a menudo sin estimulación sexual).
En cualquier caso, algunos de los fármacos que se utilizan, de forma habitual, tras una lesión adquirida pueden alterar la respuesta fisiológica de la persona, tanto en hombres como en mujeres.
Si bien, es habitual atribuir las alteraciones sexuales a la toma de medicación, es menos habitual asociarla con las alteraciones hormonales del hombre (ya sean cuando los niveles de testosterona son menores y/o una alteración de la producción de estrógenos/o dosis altas de betaendorfina o de prolactina) que podrían también interferir tanto en un buen funcionamiento del aparato reproductor masculino en general como en el impulso y deseo sexual.
A su vez, los factores emocionales interfieren en la respuesta corporal, factores diversos y variados, como por ejemplo; la necesidad de cubrir la expectativa de la persona con la que nos relacionamos a través de nuestro cuerpo, la presión de las ideas negativas asociadas a un variable funcionamiento genital, una visión simplista y coital de la sexualidad y de la manera de satisfacer a otras personas, el miedo a perder a la pareja sexual, la dificultad para aceptar los cambios, el miedo a mostrarse diferente o peor que antes de la lesión, la inseguridad en el caso de haber sufrido incontinencia urinaria tras la lesión y un largo etcétera dependiendo del valor atribuido al sexo coital de la persona. Socialmente suelen ser estos factores de tipo emocional, los menos aceptados en la identificación social o en el género asociado a la figura del hombre. Por lo tanto, pueden ser negados, abocados al silencio y se demanda menos ayuda profesional para su aceptación y posterior superación.
Tras sufrir un daño cerebral adquirido las consecuencias pueden ser muy variables en tipo e intensidad. Tal y como hemos introducido, no debemos olvidar, que es necesario conocer cada una de las funciones cognitivas que podrían verse alteradas tras un daño cerebral ya que, según el área cognitiva deficitaria, se podrán observar una serie de limitaciones personales y en la vida global y social del individuo incluyendo , como no, su sexualidad.(Por ejemplo: dificultades en el pensamiento, dificultades para reconocer necesidades ajenas o propias , perseveración o falta de flexibilidad para el cambio ….). De la misma manera, la sexualidad y el funcionamiento sexual podría verse alterado cuando la afectación neurológica afecta al área conductual de la persona (por ejemplo; cambios en el deseo, en la frecuencia, intensidad, o tipo de manifestaciones eróticas en aquellos casos de cambio en la personalidad).
Por lo que, será importante explicar que la respuesta sexual, en este caso la disfunción eréctil, puede producirse precisamente por una segregación de hormonas diferente tras la lesión sufrida, o por factores emocionales que de forma coherente pueden asociarse a una lesión abrupta que invade la historia vital de la persona, o por las limitaciones provocadas por los déficit cognitivos conductuales. A su vez deberá consultar con su médico de referencia por posibles causas relacionadas con un proceso relativo a la salud o, por ser este funcionamiento indicio de otros problemas médicos.
En esta ocasión, conocer el mecanismo de erección invita a la persona a conocer los mecanismos subyacentes a las respuestas corporales y, el gran abanico de posibilidades que provocan la falta de las mismas. Una vez explicado el funcionamiento endocrino, y acercado a la persona a tomar conciencia de sus cambios neuropsicológicos (siempre que sea beneficioso y revierta en mejor funcionalidad) explicamos una parte del funcionamiento corporal. Sin entrar en terminología ardua, que en este caso no facilitaría la comprensión, la importante labor psicoeducativa, en esta ocasión, se puede centrar en explicar el mecanismo de erección:
“El pene contiene dos cámaras o cuerpos cavernosos a lo largo de su estructura. Estas cámaras están rodeadas de una membrana que ayuda a mantener la sangre que provoca la erección. Un tejido esponjoso, que contiene músculos y tejidos fibrosos, es el encargado de llenar las dos cámaras.
También explicamos que la eyaculación se produce como resultado del reflejo que manda la médula espinal que libera el semen desde la uretra. El pene al ser un órgano que sirve, tanto de salida de semen como de orina, necesita del esfínter de la vejiga para no expulsar orina ni introducir semen en la vejiga.
Cuando los músculos se contraen, baja la erección ya que interrumpe el flujo de entrada de mas sangre y abre su flujo de salida.”
Una vez más, mantenemos la línea de intervención en la que cubrimos la necesidad de comprender los síntomas de la lesión, siempre que la persona muestre capacidades para ello, y se beneficie de un mayor autoconcepto. Por ello, la comprensión de las respuestas de nuestro cuerpo ayuda a conocernos y poder aceptarnos.
De esta forma, la persona comprende porque a pesar de haber terminado, hace ya hace un tiempo prudencial, la toma de medicación, existen otras muchas causas sobre las que trabajar. Las alteraciones hormonales y/o los factores emocionales consecuentes a una lesión adquirida y/o las limitaciones cognitivo- conductuales pueden ser partícipes de estas respuestas en su cuerpo. De esta forma, conociéndonos un poco mejor, podremos buscar soluciones a nuestras dificultades. Un camino de conocimiento personal y búsqueda de satisfacción.