Con el apoyo de este “Dossier de recomendaciones para personas convivientes y/o cuidadoras de personas con algún tipo de alteración cognitiva y/o conductual” que he ido elaborando a fuego lento, ha fluido la información durante las catorce horas de este curso. Un tiempo en el que nos hemos puesto en la piel de nuestros mayores, y en la de sus familiares que recurren a un servicio residencial. Nos hemos empapado de su rol, de su necesidad de apoyo, confianza y cercanía por nuestra parte como trabajadores del servicio residencial o de su nuevo hogar.
Con esta visión vivencial, hemos repasado cómo influyen en las personas en situación de mayor vulnerabilidad las creencias, valores y estado de ánimo del personal a cargo de su atención individual y bienestar general. Es decir, hemos tratado de identificar cómo la “mochila” individual de pensamientos y sentimientos afecta a la labor del personal asistencial.
Personas trabajando para con personas, con un papel diferenciado dentro del equipo, y con el reto compartido de garantizar un buen clima emocional y de respeto. Respeto por la intimidad y por la capacidad para decidir cómo vivir cada vida compartiendo un entorno y, por tanto, con limites implícitos para hacer posible tal convivencia.
Un placer cerrar este año con la colaboración y entrega en cada dinámica realizada del equipo de Gurena, gracias por su gran aportación para mi crecimiento profesional y por tanto personal.
Deseando seguir con las acciones formativas en enero. Deseando igualar las buenas sensaciones vividas con el equipo y que el aprendizaje realizado repercuta en las personas residentes.