En mi experiencia como neuropsicóloga me esfuerzo en acompañar a personas ante los cambios producidos por una lesión cerebral. Comparto con cada uno de ellos la mejor manera de adaptarse a una experiencia no elegida, a la que no se pudieron anticipar, una experiencia que impacta y provoca un antes y un después en su trayectoria vital. La lesión irrumpe y les da otra oportunidad, una oportunidad que merece ser vivida, pero una oportunidad con cambios en la persona y en consecuencia en su entorno y en su relación con el mismo.
En muchas ocasiones nos centramos en la recuperación de destrezas perdidas restaurando una capacidad u otra, en otras muchas tratamos de compensar aquellas capacidades perdidas potenciando los puntos fuertes de la persona o buscando ayudas para lograr que sigan realizando tareas en las que antes se desenvolvían pero por otros medios. En ambas opciones destinando la energía a aquellas actividades que a cada persona, en concreto, le proporciona bienestar.
Hay ocasiones en las que para seguir creciendo aceptando las ayudas pertinentes es necesario potenciar la toma de conciencia de déficit en la propia persona afectada y/o en su entorno, sin embargo en otras ocasiones lo evitamos. En cualquiera caso siempre buscando nuevos retos u objetivos centrándonos en la persona.
En mi opinión, para llevar a cabo esta labor clínica es importante mantenerse en un continuo aprendizaje a través de la bibliografía, de los compañeros del equipo multidisciplinar o de los propios afectados y familiares. Es en este continuo esfuerzo por mejorar nuestra labor en la que aparece el interés de atender de manera global a las personas con algún tipo de diversidad funcional, teniendo siempre en cuenta su parte afectiva incluyendo su percepción del hecho de ser seres sexuados. Seres sexuados de una manera u otra con una forma de manifestarse u otra, una orientación u otra pero dándole la importancia debida a esta dimensión de su persona. Mi reflexión inicial es que las personas con daño cerebral, al igual que cualquier persona con diversidad funcional, mantiene sus propias ilusiones y deseos pero pueden presentan más limitaciones personales y sociales para desarrollarlas. Con el fin de responder y acompañar en estos anhelos inicié este proyecto en la atención a la sexualidad desde el punto de vista neuropsicológico.