Podríamos decir que el deseo sexual o, libido deseo de placer, es ese impulso que nos incita a relacionarnos y a disfrutar. Una de sus características es que es cambiante, varía tanto por factores externos como internos. Estos factores pueden ser muchos y diversos y entre los cuales, puede estar, el hecho de haber sufrido una lesión cerebral.
Es por ello, que el profesional de referencia, y/o de la neuropsicología debe orientar a aquella persona que así lo necesite ya que es la persona encargada de evaluar las limitaciones cognitivas relacionadas con el deseo como son las representaciones mentales o la creatividad y, las conductuales como la falta de interés o de iniciativa.
Una vez recuperada la estabilidad clínica tras la lesión y, detectados aquellos cambios constantes en el deseo sexual, podríamos tratar de ayudar de la siguiente forma:
1. Si la persona está medicada, junto con el personal de la Neuropsiquiatría se deberían identificar los posibles efectos secundarios de esta farmacología. No sólo los fisiológicos (cambios en el funcionamiento genital, en el apetito…), sino los posibles cambios a nivel cognitivo (pensamiento, creatividad, velocidad de procesamiento…) y/o en la recepción del placer.
Valorar los beneficios y la necesidad de esta medicación (que en muchas ocasiones resulta prioritaria) y el conocimiento de los efectos secundarios que tiene la persona y/o su entorno ( tener en cuenta efecto placebo/nocevo).
2. Si existen dificultades para el orgasmo/eyaculación u otras, derivar a profesionales de la Medicina (Ginecología/ Urología- análisis endocrino) y/o Sexología. Por nuestra parte, añadir psicoeducación acerca del ciclo hormonal humano y sus variaciones derivadas del funcionamiento de la glándula pineal. (Varios artículos que podrían servir de ayuda en www. neuropsicologiaysexualidad.com)
3. Potenciar la restitución cognitiva de la creatividad con material de índole no exclusivamente íntimo (Ejemplo; crear historias en relación con datos mostrados, imaginar a partir de imágenes evadiéndose de su realidad).
4. Identificar tipo de interferencias en el deseo; cognitivo-conductuales (orgánicas) o reactivas (emocionales).
Identificar aquellas interferencias en el deseo provocadas por la lesión orgánica y, aquellas consecuentes a la situación de cambio (miedo, inseguridad, culpa, falta de aceptación de cambios, inseguridad a nivel social, rechazo a la imagen, etc.).
Ir diferenciándolas te facilitará los retos a conseguir, su descripción objetiva, y la manera de proceder para su cumplimiento.
Siempre y cuando estimemos que va a resultar beneficioso, empezaremos educando acerca de la causa de esta limitación. Es decir, asociar la falta de deseo al nuevo funcionamiento cerebral al igual que trabajamos conciencia de déficit con otros dominios más habituales.
(Por ejemplo; tu problema de memoria hace que necesites una agenda para tu autonomía, a lo que podríamos añadir, tu problema de memoria interfiere en tu satisfacción sexual ya que no siempre te permite utilizar tus recuerdos reforzantes disminuyendo el deseo.)
Seguiremos descubriendo, a partir de la escucha activa, las posibles consecuencias emocionales asociadas a la aceptación de la nueva identidad y la vuelta al rol de amante. Buscamos si existe, o no, presión emocional y en qué momentos eróticos aumenta la ansiedad. Describiremos el valor asociado a la sexualidad y trabajaremos de manera específica con los pensamientos, y las emociones automáticas generadas en diferentes comportamientos (a través de visualización en relajación, role playing…).
Trataremos de identificar la necesidad de cubrir las expectativas ajenas y potenciaremos la comunicación con la pareja para, realmente, conocer sus necesidades afectivo-sexuales en la actualidad.
En definitiva, adquirir conocimiento del déficit y buscar la aceptación y satisfacción (“Si no lo vives como un problema, sino como otro cambio más al que buscar alternativas para funcionar, lo vivirás con menor angustia y no evitarás relacionarte a través de tu cuerpo”).
Animar a tener el control (“Ya no espero que aparezca el deseo espontáneamente, sino que, lo busco con las alternativas que a mí me funcionan”).
Y ¿cuáles podrían ser algunas de esas alternativas?
5. El ciclo de la respuesta sexual se suele dividir en cinco fases, siendo el deseo, la inicial y supuestamente, previa a la excitación. Vamos a intentar cambiar este orden inicial y vamos a enfatizar que una fase no conlleva necesariamente la siguiente.
Deseo —– Excitación, por;
Excitación—— Deseo—– tal vez Meseta, —— tal vez Orgasmo——Resolución.
Ejemplo; el contacto corporal me excita y, en consecuencia, despierta mi creatividad y mundo de fantasía y aparece el deseo.
Ejemplo; nos acariciamos y terminamos nuestro momento íntimo. Lo damos por terminado satisfactoriamente.
6. Evitaremos a los “enemigos del deseo”:
Esta atención individual se llevó a cabo al mismo tiempo que participaban en las últimas sesiones del taller grupal de “Afectividad y sexualidad; aprendiendo a disfrutar de nuevo “. Se prolongó tras su finalización, incluyendo al entorno.
Se podría decir que los resultados fueron positivos, basándonos en las encuestas de satisfacción de las personas atendidas y sus familias. Más específicamente, refieren una mejoría del autoconcepto, de la aceptación y la satisfacción personal. También se pone en valor el acompañamiento obtenido y el aprendizaje en estrategias de manejo.