Desde hoy y hasta la primavera, una vez por semana, trataremos de identificar aquellos aspectos en los que merece la pena invertir nuestra energía como personas dedicadas al cuidado. Compartiremos la mejor forma de pasar de un modelo de cuidado centrado en la organización y los objetivos de la institución, a otro modelo centrado en lo que realmente importa, la persona, en quién es, qué desea y a partir de ese conocimiento darle su valor y ofrecerle un contexto de oportunidades.
Perseguiremos una atención que cubra las necesidades individuales y concretas de la persona residente haciéndole partícipe, permitiendo siempre su mayor grado de autonomía y autodeterminación a pesar de sus circunstancias. Cada persona única y merecedora de respeto de su individualidad en un entorno que es su hogar, su espacio, del que depende en gran medida su calidad de vida y crecimiento personal.
Dado que las relaciones humanas son terapéuticas en sí mismas, dedicar un tiempo para formar y, por tanto, cuidar al cuidador, en mi opinión resulta imprescindible. También considero imprescindible potenciar la cohesión del equipo. Un equipo que persigue una meta común con un mismo enfoque de la atención centrada en la persona residente, y que comparte la gran responsabilidad que implica este tipo de atención.
Una labor humana a través de la que crecer individualmente y, a más largo plazo, como sociedad que somos.
Asumo con ilusión el nuevo reto de conocer y apoyar a aquellos que hacéis posible el día a día de la Fundación Aspaldiko.