En esta segunda ocasión hemos contrastado pautas relativas a una atención integral de aquellas personas afectadas en fase de rehabilitación neuropsicológica y en concreto aquellas surgidas de la experiencia profesional que se está llevando a cabo en este hospital con la mayor delicadeza y respeto posibles.
A su vez, en esta ocasión destacamos la importancia de adaptar el ritmo de desarrollo de las diferentes dinámicas expuestas en la Guía Clínica a los diferentes perfiles cognitivos de cada persona integrante del taller y la dificultad de realizar una selección de participantes lo más homogénea posible.
Hemos incidido también en la necesidad de darle prioridad a que en caso de sentimientos de pérdida, se lleve a cabo un arropo emocional adecuado. En otras palabras, hay que abordar la situación de duelo ante el cambio, garantizando un estado emocional que permita una intervención más específica sobre cómo vivimos el hecho de ser seres sexuados.
Ante aquellos casos de negación o renuncia de la parte afectivo-sexual se hace imprescindible la figura de referencia, en este caso el/la neuropsicólogo/a , para invitar a trabajar el conocimiento personal propiciando la aceptación de las nuevas características personales incluyendo la parte afectivo sexual. Asimismo, hemos recalcado la necesidad de potenciar el reconocimiento propio de emociones. Dentro del trabajo emocional cabrían las emociones más básicas hasta su asociación con la mímica facial y/o corporal llegando progresivamente a su identificación en los demás y en situaciones sociales complejas y diferentes.
Al ser habitual el tratamiento con psicofármacos en personas con diversidad funcional y, aunque no existan dificultades fisiológicas en las manifestaciones sexuales, hemos considerado igualmente recomendable, también con estas personas, ahondar hacia un modelo amplio de sexualidad descentralizado de la genitalidad y/o del coito.
En ocasiones observamos la pérdida del deseo hacia el amante previo, estando preservado el impulso sexual, lo cual puede conllevar a un cambio de rol de amante a cuidador que también necesita ser identificado, reconocido y acompañado al ritmo necesario para cada caso en concreto. Una vez más este proceso desde ser siempre individualizado.
Otro aspecto que se ha subrayado es la importancia de enseñar a discernir que circunstancias y situaciones son adecuadas o no. Obviamente, cada manifestación sexual debe darse siempre en un contexto y circunstancias adecuadas con el consentimiento de cada persona implicada. La sexualidad debe traducirse en disfrute personal, desvinculada del concepto de obligación o práctica impulsiva no placentera o de aquella que busque el cumplimiento de las expectativas sociales o que sucumba a la presión social.
Esta reunión forma parte del aprendizaje continuo en el que queremos avanzar hacia un cuidado mejor y más global de aquellas personas para y por las que trabajamos.
No puedo desaprovechar esta ocasión sin mostrar mi más profunda admiración por las ganas de superación y mejora continua del personal clínico de este Hospital.