De las 32 personas con las que he tenido la oportunidad de seguir creciendo en las últimas semanas de formación en “Manejo para la calidad de vida”, todas coinciden en que a través de ejercicios vivenciales nos hemos conocido mejor. Hemos ampliado nuestro autoconcepto y el conocimiento del equipo con el que desempeñamos la labor diaria.
Durante 16 horas hemos vivido en nuestra piel dinámicas grupales que invitan a descubrir nuestra intervención en diferentes circunstancias recurrentes en el cuidado de las personas que viven en un complejo convivencial como es Gurena.
Hemos seleccionado patrones de conducta favorables, así como aquellas habilidades complementarias dentro del equipo que nos acercan al propósito común de conocer la esencia y los retos a perseguir de cada persona residente. A su vez hemos valorado si el nuestro, es un entorno de oportunidades para propiciar atención individualizada y la mejor calidad de vida.
En definitiva, hemos parado a pensar, con humildad y valentía hemos vivido en nuestra piel situaciones ajenas para seguir ofreciendo nuestra mejor disposición a través de nuestra vocación que es el cuidado.