Por tercer año consecutivo empezamos las formaciones al equipo socio-sanitario de Fundación Aspaldiko.
Durante trece sesiones de siete horas, abordaremos la conducta humana y como intervenir cuando es necesario para la convivencia en un entorno hogareño respetando la dignidad e individualidad de cada persona.
“Manejo del deterioro conductual basado en la ética y la dignidad” va a ser el contenido que en esta ocasión va a ocupar estos espacios de reflexión y crecimiento conjunto.
Fruto de la implicación en el cuidado, es habitual que surjan dudas sobre la mejor manera de ofrecernos. Como personas que asumimos la enorme responsabilidad de dar un entorno de oportunidades respetando los derechos humanos, nos vamos a plantear la mejor manera de actuar ante diversas situaciones derivadas de las patologías que en ocasiones sufren algunas de las personas que viven aquí o debido a la diferencia de creencias y valores en la convivencia.
Haremos hincapié en la necesidad de una buena valoración de las tan incapacitantes alteraciones de conducta, y de unificar criterios entre todo el personal, ¡ir todos a una! Así como de hacer una puesta en común y reevaluar la eficacia de las medidas acordadas por el equipo para mejorarlas y adaptarlas o bien proponer otras vías de actuación.
Para la intervención no farmacológica de las alteraciones conductuales repasaremos; las diferentes estrategias de modificación de conducta desde la ética profesional y la posibilidad de la rehabilitación de la conciencia a través de la psicoeducación.
Para ello no perderemos nunca de vista que las relaciones humanas son terapéuticas en si mismas y por ello, son tan importantes como la intervención conductual en sí.
En esta línea el conocimiento personal y nuestra manera de actuar y sentirnos antes las diversas situaciones que se pueden plantear en este entorno va a ser clave para poder atender de manera óptima. Conocer la historia de vida y la esencia personal en cada caso y realizar una correcta atribución causal del comportamiento ajeno, será imprescindible para poder cuidarnos como profesionales y poder cuidar a otros.
Nos mueve el respeto por la dignidad individual y asumimos la gran responsabilidad ética que implica nuestra profesión. Por ello, la formación continua se hace imprescindible como parte del autocuidado de cada profesional.