Por ello en compañía de personas con diferentes tipos de diversidad funcional es habitual trabajar en este sentido. Solemos mostrar diferentes situaciones y valoramos, entre las personas presentes, cómo es aconsejable comportarnos en cada una de ellas. A partir de ahí especificamos qué características hemos tenido en cuenta para adaptar nuestro comportamiento. Es lo que se denomina conocimiento social.
Entre estos ejemplos de situaciones podremos incluir contextos en los que conocemos a nuevas amistades u otras en las que buscamos un contacto íntimo.
Otros factor muy trabajado para llegar a estar satisfechos con nuestras relaciones con otros es el procesamiento emocional. Incluiría reconocer las emociones ajenas basándonos tanto en la expresión facial y corporal como en la comunicación no verbal. Es en este proceso diario , deducir emociones ajenas a través de la expresión facial, donde en los últimos meses observamos mayor dificultad en la población general y en concreto en algunas de las personas con déficit en la cognición social.
La necesidad de usar mascarillas durante la pandemia que vivimos está provocando diversas dificultades en este sentido.En la comunicación en general , está interferencia se ha podido acentuar en casos de hipoacusia o sordera, hipofonia o alteración en el volumen y calidad de la voz, en aquellos con dificultades de compresión que se apoyan en la lectura labial, sordomudos , afasias y muchas más…
Está interferencia en el lenguaje ha sido detectada y tratada de compensar a diario por los logopedas ya que ni decir tiene los impedimentos que provoca la falta de compresión o expresión. Esta dificultad es comprendida y bien aceptada por la población en general. Si bien la aceptación o la carga que implican las dificultades relaciones provocadas por el uso de la mascarillas puede que no sean las misma.
Es por ello por lo que me gustaría añadir que el uso de mascarillas, necesarias e imprescindibles en estos momentos, también está interfiriendo en el reconocimiento emocional. Desde el «no te he saludado porque parecía que no era el momento», hasta el «parece que no le ha gustado verme» o «no me ha llegado su apoyo» o «no sabía que estabas enfadado» entre otros ejemplos. Lo que parece una realidad es que la interpretación errónea de las emociones de personas conocidas o no tan conocidas provoca insatisfacción y malentendidos por lo general. En mayor medida, si cabe, a la hora de conocer gente nueva.
Como hemos dicho, para llevar a cabo el procesamiento emocional utilizamos la expresión facial pero también la información proveniente de la comunicación no verbal y la prosodia del lenguaje. Es decir, el cómo comunica el mensaje la otra persona; qué tono usa, con qué melodía , volumen, entonación etc. Aspectos que a su vez se ven alterados con el necesario uso de mascarillas.
Por todo ello y dadas las circunstancias , ahora más que nunca , animamos a verbalizar nuestras emociones. Además de los beneficios implícitos para la persona, ayudamos a interpretar correctamente la situación a los demás y en especial a aquellas personas que muestran dificultades en este sentido.